Monday, May 09, 2011

EL BUEN PASTOR

Los Grandes Sermones de Mons. Romero


El Evangelio nos dice que las ovejas prefieren al Buen Pastor más que a pastores malos: “las ovejas oyen su voz ... y las ovejas le siguen, porque conocen su voz. Mas al extraño no seguirán, antes huirán de él: porque no conocen la voz de los extraños”. (Juan 10:3-5.)  Hablando con estudiantes en abril de 1978, Mons. Romero confesó que los salvadoreños veían al arzobispo de San Salvador con ojos polarizados: “Para unos, es el causante de todos los males, como un monstruo de maldad”, les admitió. Pero, “para otros, gracias a Dios, para el pueblo sencillo, sobre todo, soy el pastor”, les dijo con satisfacción: “y cómo quisiera que ustedes hubieran sido testigos de la acogida que dan a mi palabra, a mi presencia sobre todo en los pueblos humildes”. (Su Diario, martes 11 de abril de 1978.) Una semana después, Mons. Romero predicó en el Domingo del Buen Pastor el significado de lo que significa ser “el pastor” de un pueblo oprimido, en condiciones de convulsión social. (Lea el texto de esta homilía acá y en inglés acá.)

Cristo también nos dice, “Yo soy el buen pastor que da la vida por las ovejas”. (Juan 10:15.) El Papa Juan Pablo II exhorta de que, inspirando desde Cristo, el Buen Pastor, “la figura ideal del obispo con la que la Iglesia sigue contando es la del pastor que, configurado con Cristo en la santidad de vida, se entrega generosamente por la Iglesia que se le ha encomendado ...” (Exhortación postsinodal PASTORES GREGIS.) Según un discurso presentado este año por el Cardenal Peter Turkson, presidente del Pontificio Consejo Justicia y Paz, en la Universidad de Notre Dame, Mons. Romero es el modelo del “Buen Pastor” al que el evangelio se refiere, cuando Mons. Romero predica la Homilía del Buen Pastor de hace treinta y tres años. (Peter TURKSON, Archbishop Romero as Preacher and Teacher [Mons. Romero como predicador y maestro], Discurso anual ‘Romero Days’ de la Universidad de Notre Dame, 31 de marzo del 2011.)

De hecho, Mons. Romero se aferró a la alegoría del Buen Pastor para justificar el accionar de su ministerio. Con su parábola Cristo busca que los fariseos y los escribas “aprendan a ser como Él que es el Buen Pastor y para que su Iglesia sea lo que tiene que ser: una casa de la misericordia del Señor, donde los pecadores no encuentren el reproche, la excomunión, la dureza; sino la acogida, el abrazo de Nuestro Señor que los llama para el perdón”, predica Mons. Romero. La aplicabilidad de esta palabra a la situación que Mons. Romero enfrentaba en 1978 es dramática. La pasada Semana Santa había traído un fuerte enfrentamiento entre las fuerzas de seguridad del estado (llamadas Organización Democrática Nacionalista, alias ORDEN) y un sindicato (llamado Federación Cristiana de Campesinos Salvadoreños, alias FECCAS) en un pueblo llamado San Pedro Perulapán. Seis miembros de FECCAS habían sido asesinados y otros treinta y ocho desaparecidos. (Daniel H. LEVINE, Religion and political conflict in Latin America [Conflicto religioso y político en la América Latina], The University of North Carolina Press, 1986, pág. 70.) Activistas del Bloque Popular Revolucionario habían tomado la Catedral Metropolitana y Mons. Romero tenía que celebrar su misa dominical en un santuario aledaño, poniendo a prueba el principio de que la Iglesia debe ser una “donde los pecadores no encuentren el reproche ... sino la acogida”, etc. Esta situación llevo a Mons. Romero a meditar y desarrollar la posición de la Iglesia ante la actividad de organización de las organizaciones populares. (LEVINE, Op. Cit.)

En primer lugar, Mons. Romero lamentó el enfrentamiento: “uno de los pecados más grandes es éste, hermanos, que a mí me duele tanto”, dijo él, “que el sistema actual de nuestra Patria ha logrado el enfrentamiento de los campesinos”. Pasó a decir, explicando: “La misma hambre que angustia al hombre del Bloque, es la misma hambre que angustia también al hombre de ORDEN”. Por eso, expone Mons. Romero, “cuando miro policías cuidando a campesinos, campesinos cuidando a campesinos, ORDEN enfrentándose con el Bloque; digo yo: "¡qué satánico ha tenido, que ser este sistema que ha logrado aprovechar el hambre de los hombres!; ganarse el pan aunque sea persiguiendo, enemistándose, dividiéndose, cuando pertenecen a la misma pobreza"!”

Mons. Romero califica como una “calumnia” y una “tendencia satánica” el querer hacer equivaler el mensaje de los militantes que ocupaban la Catedral con el mensaje de la Iglesia. Mons. Romero deseaba, “desde una perspectiva cristiana, de Buen Samaritano ... ayudar a todo necesitado, de cualquier color que sea”, pero insistiendo en “mantener y hacer mantener entre sus adeptos el respeto a la autonomía de la Iglesia y que de ninguna manera fueran a utilizarla para sus fines”. (Su Diario, 12 de abril.) “Que esto quede muy claro”, predicó en su Homilía, “porque la Iglesia no puede identificarse con ningún partido político ni con ninguna organización de carácter político, social, cooperativo. La Iglesia no tiene sistemas”, dijo, “la Iglesia no tiene métodos, la Iglesia sólo tiene inspiración cristiana, una obligación de caridad que la urge a acompañar a quienes sufren las injusticias y ayudar también a las reivindicaciones justas del pueblo”. Para poner punto final al tema, declaró: “yo no soy director de ninguna organización política. Yo no soy, ni mis sacerdotes deben de ser, líderes de estos grupos”.

Y así como Cristo dice que el Buen Pastor invita a las ovejas a entrar por la puerta principal del corral, Mons. Romero deja claro que su acercamiento es la de la vía oficial de la Iglesia. “El verdadero obispo, el verdadero párroco, el Papa auténtico y único, es aquel que haya entrado por la puerta que es Cristo”, declara Monseñor. “El día en que yo no esté ya en comunión”, se pronuncia, “¡Dios me libre!—yo sería un cismático, ya sería un ladrón, un asesino, un bandido como son los párrocos que usurpan iglesias”.

En medio de la creciente de división en la sociedad y en la Iglesia, Mons. Romero ofrece la imagen del Buen Pastor que llama a las ovejas al portal: “Yo les invito a que esta mañana despertemos en nuestros corazones la magnanimidad, la alegría de quien todo lo espera”, interpela Mons. Romero. “Yo los invito a todos, y quién me diera poder insistir en el corazón de los que gobiernan, de los que dirigen con su capital y su dinero los destinos de nuestra Patria. Lo mismo que los campesinos”, continúa diciendo, “los pobres, los obreros, los marginados, que unos y otros dijéramos: no hay redención si no nos viene de Cristo. Y humildes, unos y otros, cayéramos, en vez de odiarnos, amándonos y esperando de Cristo el Buen Pastor que conduzca este pueblo; sólo Él lo puede conducir, no hay otro conductor de nuestro pueblo”.

En su discurso sobre Mons. Romero y el Buen Pastor, el Cardenal Turkson, oriundo de la República de Ghana, y que por ende conoce personalmente las dificultades de la Iglesia en el Tercer Mundo, concluyó diciendo, “Para mí, al acercarme a Mons. Romero y al meditar su sermón sobre el buen pastor, me siento alentado en mi papel como presidente del Pontificio Consejo Justicia y Paz y como un colaborador cercano del Santo Padre. Romero,” dice el Card. Turkson, “era un buen pastor que orientó desde adelante y desde atrás, que oró y reflexionó y enseñó, que lamentó y denunció y dialogó, que alentó al débil e interpeló a los poderosos. Él me ha dado mucho para llevar conmigo de regreso a Roma”. (TURKSON, Op. Cit.)

POSTDATUM:

En una reflexión oficial de la Arquidiócesis de San Salvador, el Pbro. Carlos M. Chavarría Lemus escribió: «... conmemoraremos el 31º aniversario del asesinato de nuestro arzobispo Oscar Arnulfo Romero. Pero el motivo de la celebración no es el horrendo crimen, sino que, la luz del ejemplo de fe que nos ha dejado a todos los salvadoreños, una fe que lo llevo a entregar su vida por la Iglesia. Recordaremos al buen pastor que guio al rebaño por “las cañadas oscuras” y que no abandono a sus ovejas ante las amenazas de los lobos.»  Y en una nota de prensa, un vaticanista llamó al cardenal Turkson un candidato a ser un próximo papa...

Antecedentes:

El Sermón de San Salvador (Inglés)

La Primera Homilía del Arzobispo Romero

Septem Sermonis Ad Pauperis (Serie en inglés y español)

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