Saturday, February 05, 2011

BECKET

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Santo Tomás Becket fue el último obispo asesinado en el altar antes de Mons. Romero. El hecho ocurrido unos 800 años atrás estremeció a Europa y es dramatizado en la película “Becket” (1964) con Richard Burton protagonizando al mártir ingles y Peter O’Toole como Enrique II, el rey que desea que alguien le quite a su “sacerdote entrometido.” La película está separada de la realidad por varios estratos de interpretación, ya que la historia de Becket fue interpretada a través de la historia británica antes de plasmarse en leyenda y después adaptada en una obra teatral que en su momento recibió también el tratamiento Hollywood (ganando el Óscar por mejor guion adaptado).

Reconociendo estos elementos de ficción, de todos modos es interesante comparar la historia que cuenta “Becket” con la historia de Mons. Romero porque es la versión preponderante de la vida y muerte del santo conocida en la cultura popular y las similitudes entre los dos relatos son contundentes:
  • Becket llega a ser arzobispo por su amistad con el Rey, el Rey interpone su voluntad de elevar a Becket sobre la ambición de otro clérigo de aspirar al cargo. Se dice que Mons. Romero fue recomendado por intereses poderosos sobre la candidatura de Mons. Arturo Rivera y Damas para el arzobispado de San Salvador.

  • Becket se vuelve antipático a los intereses del Rey cuando un terrateniente mata a un sacerdote acusado de ilegalidad. Becket insiste en que se haga justicia en contra de los asesinos, y el Rey rechaza la exigencia. Mons. Romero perdió el favor de la oligarquía de El Salvador después del asesinato del Padre Rutilio Grande en 1977, cuando Mons. Romero pidió una investigación e hizo una fuerte protesta del hecho.

  • Enemistado con su Rey, Becket acude al Papa Alejandro III, quien le resulta ambivalente, dándole la razón por su postura moral, pero aconsejándole buscar un acuerdo mutuo y conveniente con el rey por el fin de mantener relaciones políticas. Cuando Mons. Romero acudió al Papa Juan Pablo II, este le recomendó una línea moderada para evitar conflictos con el gobierno de El Salvador.

  • Becket regresa a Inglaterra a ser desdeñado por la nobleza y la familia real pero considerado como un héroe popular por los campesinos y los siervos. Por supuesto, Mons. Romero era odiado por los poderosos y adorado por los pobres.

  • En los puntos más conmovedores, el Rey ordena el asesinato del arzobispo manteniendo su capacidad de negación al no actuar directamente, sino que le pide a sus seguidores si no hay alguien capaz de quitarle a su sacerdote turbulento. Los verdugos anónimos acorralan al arzobispo en un acto religioso y le dan la muerte al pie del altar. Por supuesto, los actores intelectuales del asesinato Romero también han pretendido esconderse en la oscuridad de sus hechos y anonimidad de los asesinos.
Quizá la advertencia final que nos da la historia es que el Rey, para evitar una insurrección, se une a la celebración de la canonización del arzobispo después de su muerte, y hasta participa en un acto de expiación. Por lo menos en el caso Romero, todavía no se puede acusar de una precipitada canonización.

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